¿La artesanía tiende a morir?
Eduardo Osimani, - Madrid. - 01/03/1984
Cuando llamamos por teléfono a su redacción hace algunos meses nos preguntaron si había nombres, si el caso era fuerte. Luego nos dijeron, como otros periódicos, que como nuestra situación había muchas. En realidad, no lo entiendo; cada vez que leo artículos tan pobres en la última página de su periódico, como la del 23 de febrero, en el artículo relacionado a la alarma contra el pis.Debo considerar que publicar ese artículo es más interesante que dar a conocer que una fábrica con 80 artesanos cierra sus puertas definitivamente en Madrid por no ser escuchados. Así que ese artículo, como otros tantos, están por encima de que la única industria artesanal dedicada al cristal en Madrid desaparezca. Qué poco profundizamos los problemas ájenos, señor director.
La Cooperativa Vidrilux nació en el año 1969 y muere (subjetivamente) en 1983; deja unas instalaciones nuevas a las manos de Dios; deja su estructura perfectamente montada, para que nada ni nadie siembre sus semillas en ella.
La artesanía muere, sí, puede ser, pero qué poco hacen aquellos que realmente pueden ayudar a que ésta no perezca totalmente. Nosotros luchamos por subsistir durante muchos años, pero nos fue imposible mantenerla; lo hicimos con amor, con coraje y con ilusión, para mantener un puesto de trabajo. Durante años fue una gran familia: logramos la armonía de la creatividad, descubrimos el sabor de la belleza en nuestro trabajo, y pensamos que podríamos darle continuidad a esta empresa cooperativa como artesana. Por ella pasaron verdaderos artistas del vidrio, que dedicaron toda una vida a perfeccionar su trabajo; hoy esta gente se encontrarán como camareros, albañiles o peones simplemente, ya que no hay en toda la provincia de Madrid una empresa dedicada al vidrio artesanal o vidrio artístico que pueda darles trabajo.
Durante todo el año 1983 llamamos y golpeamos puerta por puerta con nuestro problema desde Sebastián Reina (dirección general de cooperativa) a Tierno Galván y todo continuó igual, sin encontrar una verdadera solución o apoyo moral o material para poder salvar esta industria.
Como final, después de un año sin percibir sueldo alguno, nos dan un jornal de miseria en el desempleo, que jamás quisiéramos cobrar, ya que nuestro cometido fue, Y es, el trabajo. Pero... claro, solos no tenemos fuerza para salir adelante, causa por la cual se cierra un capítulo más de una artesanía tan rica como es el cristal hecho a mano. Para después alabar el cristal de Bohemia, Murano u otros nombres de fama intemacional subvencionados por el Gobierno del país de origen. Y lo nuestro, que está a las puertas de la capital de España, en el pueblo de Vallecas, muere, ya que, como siempre, nunca sabemos valorar lo propio en su justo momento. / químico industrial cooperativista y miembro técnico directivo de Cooperativa Vidrilux.
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